Desde hace tiempo, mucha gente me ha estado pidiendo datos y me ha hecho comentarios sobre el ahora denominado Teatro Municipal de la Torre. Por eso, y porque hoy le pertenece a la comunidad pinamarense, es que comparto algunos pormenores, detalles y anécdotas de su origen que muy pocos conocen.
Fue en el año 1996, julio, que nos encargaron (Arq. Alicia Alvarez Iturregui, con la colaboración de Lito Melfi, arquitecto y teatrista ) el proyecto y la dirección de esa obra que, dicho sea de paso, fue construida en solo 4 meses y medio… y por eso hay detalles que hacen que afirmemos que es una obra inconclusa.
Sin embargo, mucho se plasmó en ella. A tal punto que los artistas de renombre que han pasado por esa sala celebran su acústica, las visuales que propone y la comunicación que propicia con el público.

Aquel año ’96 tuvo un acontecimiento que capitalizamos: se puso en valor el famoso Teatro del Globo, en Stratford-upon-Avon, donde William Shakespeare estrenaba sus obras de teatro.
Originariamente aquel era un espacio circunscripto por edificios de arquitectura doméstica, donde un escenario presidía un espacio rescatado de la calle. El teatro estaba compuesto por la obra del autor genial, en comunicación con el pueblo, en el marco de un contexto urbano que los albergaba .
Esa instancia fue la que nos inspiró para el desarrollo del proyecto. De ahí la vereda, que se ensancha y serpenteando nos lleva a la entrada de la sala… O al centro cultural… O a las oficinas de la actual Dirección de Cultura de Pinamar.
La torre que le da nombre, y hoy alberga la boletería, está sostenida por dos tallas de inspiración medieval realizadas en una sola pieza de madera dura por el escultor madariaguense “Pitica” Urrutia. Son dos personajes, un cancerbero y un actor con su libreto en la mano, a los que se les encomendó “vigilar” el acceso al teatro y proteger desde lo alto los secretos que todo teatro que se precie de serlo debe albergar.
Hay mucho más por contar… lo haré en próximas entregas.